El concepto de digitalidad (no confundir con digitalización) es sencillo y al mismo tiempo escurridizo. Hoy la digitalidad está cambiando por el avance de la inteligencia artificial (IA) abriendo un nuevo enfoque y posibilidades al concepto. En este artículo te explico el qué y el porqué de este cambio.
Fue Nicholas Negroponte en su libro “Being Digital”, hace ya 29 años…el que lo definió como “la condición de vivir en una cultura digital”. Es decir, la digitalidad sería como las personas cambiamos en nuestra forma de hacer, vivir y sentir debido a los cambios que se producen gracias a la digitalización.
Hablamos mucho sobre la tecnología y su papel como disruptor de los negocios, pero habitualmente no ponemos el foco en cómo estos mismos factores cambian nuestro día a día y la sociedad en la que vivimos. La digitalidad está cada vez en más ámbitos y con cambios más profundos. Desde la comunicación y el entretenimiento, hasta el trabajo y la educación.
El impacto de la tecnología en la vida diaria
Pensemos en la reciente caída de los sistemas de Microsoft debido a una actualización de seguridad. En las estaciones y aeropuertos no sabían cómo volver a asignar y vender billetes de manera “analógica”. No había en muchos casos un “plan B”. En nuestro día a día pasa algo similar: sería realmente incómodo tener que volver a mirar los mapas para llegar a un lugar, a alquilar un DVD para ver una película, o esperar al día siguiente para leer en el periódico las noticias.
Los dispositivos cambian rutinas sociales, pero también nos cambian a nosotros. Esto no es ni bueno ni malo “per se”. Lo permitido y lo no permitido lo definimos entre todos. Por ejemplo, no utilizar el móvil en una reunión con amigos o fotografiar los platos y enviarlos a las redes sociales son usos que creamos y que son pequeños cambios en la digitalidad, que nos llevan a otros cambios mayores. Estos usos de la digitalidad llegan a estar tan presente en nuestro día a día que ya no sabríamos hacer algunas de las actividades de otra manera.
La evolución de la digitalidad: Capas de realidad digital
Si lo pensamos la digitalidad no es un asunto técnico o procedimental, en verdad estamos frente a algo mucho más profundo y paradigmático, que ademas parece que no se puede gestionar y que es una consecuencia ineludible de los avances en la digitalización. Yo creo que no.
Mi visión es que la digitalidad se compone de capas. En nuestro día a día creamos estas capas de realidad construidas con material digital. Cada capa propone una nueva forma de hacer en campos muy diversos.
El teléfono móvil inicialmente propone la opción de llamar desde cualquier lugar, pero acaba, por distintos avances tecnológicos, en un sistema y de identidad y cifrado para realizar transacciones en el mundo real. Una suerte de salvoconducto que conecta las dos realidades gracias a la huella o al reconocimiento facial. El “pagar con el movil”, no sólo es mas cómodo, supone un cambio en la forma en la que gestionamos el dinero. Algo que está creando “una falsa sensación inmediata de ahorro” o un “fomento de la compra impulsiva”
Otro ejemplo es lo que está ocurriendo con las redes sociales, que están dejando de ser “sociales”. A la lógica inmutable de cualquier red social: + usuarios, + contenidos +anuncios = — calidad — interés -autenticidad. Ahora hay que sumar la capacidad de crear contenidos por la IA. “La evolución del uso de las redes se parecerá cada vez mas a la televisión de toda la vida. Cada vez más nos da pereza o reticencia crear y compartir contenido, y acabamos limitados a ver contenido creado por profesionales. En vez del mando a distancia, lo que ahora crea la ilusión de que elegimos qué ver es el algoritmo. En realidad, terminas tragándote lo que te echan” (Antonio Ortiz y marta García Aller)
Otro cambio en la digitalidad que está llevando a que muchos tomemos la decisión del abandonar algunas de las redes sociales dominantes. Las grandes empresas del sector que han creado este monopolio de la atención de las redes sociales lo saben, pero aún no han encontrado la forma de vendernos su nuevo avance que sería una mayor inmersión en el metaverso.
Estas capas interactúan en mayor o menor medida entre ellas. Las capas cambian y se sofistican. Evolucionan lentamente (los servicios digitales en las pymes) o de forma exponencial (p.ej. uso de chatgpt) Siri o Alexa han sido dispositivos que buscaban crear una capa digital en nuestro día a día dejarán paso a Chatgpt y los agentes inteligentes.
La digitalidad en las empresas: la cultura digital
En las empresas la digitalidad se traduce como “cultura digital” y también podríamos verlo como una nueva capa que cambia y modifica la realidad de la cultura vigente con nuevos valores y creencias.
Esta nueva forma de actuar se va imponiendo en la empresa primero por determinadas personas o equipos, para después acabar asumidas desde las capas de gestión como una herramienta que conecta a la empresa con las nuevas generaciones y empleados, con los clientes y la sociedad. En definitiva, con los cambios de la digitalidad
Es un mecanismo de adaptación que se comunica y vende como un proceso de aprovechamiento de las oportunidades que nos ofrecen los avances en la gestión de la información y los datos.
Lo digital siempre esconde una exigencia
Suponer que la digitalización se reduce a la creación de recursos, que solo instaura servicios, es verla de manera muy simple. Toda digitalización implica un acto de refundación y procesamiento de nuestros saberes y nociones. Una actualización de nuestra percepción del tiempo y el espacio, de nuestra ubicación en el mundo, lo que nos permiten construir sentido, imaginar nuestras mejores maneras de vivir y convivir, de soñar el futuro al que aspiramos.
Como propone Genis Roca, “la tecnología no es algo frio o ajeno a la condición humana, básicamente la tecnología es una característica de la humanidad. El error no está en la tecnología sino en nuestra manera de hacer”.. “hay que poner el foco en quien crea las noticias y quien diseña el algoritmo, al igual que se hace con los coches o las armas”
Lo digital siempre esconde una exigencia, una petición, una contraprestación. El definirla y analizarla de manera crítica es lo que proporciona valor al trabajo sobre la digitalidad.